Camarada, no se asuste cuando le digo que le amo, cuando le digo que no puedo vivir sin usted, cuando le digo que usted es mi presente. Cuando sueno a desesperada, cuando parezco alienada.
No compañero no se asuste, que son desvaríos productos del delirio, ocasionados por la fiebre del amor, que como el cólera, ocasiona disturbios en la mente del que lo sufre.
Sigo siendo yo, alocada, divertida, independiente no co-dependiente, aunque me aten sus recuerdos, sigo siendo yo, aunque me dobleguen sus besos, sigo siendo yo, aunque me torture su sexo, sigo siendo yo, la misma chica repleta de sueños.
La mujer rota en mil pedazos que se reconstruye y retoma el vuelo y se levanta y si fuera necesario le daría de beber de la cicuta.
©Lourdes Batista