Friday, March 13, 2015

Prólogo a Pesadilla diurna, de Lourdes Batista, por Doris Melo


Doris Melo
Lourdes Batista es una escritora polifacética, entrampada en el arte y en todas sus manifestaciones. La autora de este libro, titulado Pesadilla diurna, además de ser periodista de profesión es una mujer de negocios, los cuales maneja con responsabilidad y disciplina, partiendo definitivamente de lo que he leído en su poemario. Ella es más conocida en el género de la poesía: en sus poemas, el hablante lírico es una mujer que transgrede en un lenguaje femenino, lúdico-erótico. Es un discurso feminista como ya he expresado en un ensayo que escribí sobre el libro de Batista titulado En la soledad de mi cama.
En este ámbito del relato corto, en que esta vez incursiona la autora, puedo expresar que Batista se distingue por su inagotable imaginación, y su aguda mirada, en la creación de personajes creíbles. De otra parte, por las inflexiones del lenguaje, la ironía y el sentido del humor, muchas veces raya en la burla al sistema político de cualquier país de Hispanoamérica o el Caribe, pues, aunque la autora es dominicana, no todos sus cuentos se presentan en ese ambiente, sino en los Estados Unidos, lugar donde algunos cuentos cobran importancia.
Batista disfraza su escritura con la inocencia de una niña para nombrar, ya sea con sorpresa o con indiferencia, la ruptura con lo cotidiano, puesto que instala la mayoría de sus relatos en el territorio de lo fantástico y lo grotesco.
Tzvetan Todorov, en su Introduction à la littérature fantastique (1970), sostiene que lo que distingue a lo «fantástico» narrativo es precisamente la perplejidad frente a un hecho increíble, la indecisión ente una explicación racional y realista, y una aceptación de lo sobrenatural.
Este conjunto de relatos de Lourdes Batista titulado Pesadilla diurna, surge de la inquietud por plasmar algunas experiencias propias y otras anécdotas que en el transcurso de su vida le han servido de estímulos para recrear situaciones que lleven al lector a la reflexión. Pero sobre todo a la mujer, a quien de alguna manera siempre va a defender.
Sus protagonistas son mujeres como ella, mujeres liberadas, seguras de sí mismas, mujeres que han sobrevivido al maltrato y han sido capaces de llegar a ser algo, lo cual se han fijado como metas. Mujeres que se responsabilizan con el rol que les ha tocado vivir sin asumir un papel de víctimas, más bien con entereza y valentía.
El libro está compuesto por relatos de extensiones breves la mayoría no más de dos páginas. La trama de sus cuentos, es muy variada, pues la autora al tratarse de su primer libro retoma los trabajos que de alguna manera tejen entre sí asuntos de interés, ya que en muchos de ellos se muestran elementos de lo insólito y lo fantástico.
Por mi parte, puedo apreciar que Batista ha leído cuentos de varios autores hispanoamericanos con los cuales se ha identificado plenamente. El asunto de lo fantástico en ella es una influencia de sus lecturas de Cortázar, el sentido y manejo de la ironía de Gabriel García Márquez y el sentido de lo trágico de Horacio Quiroga.
Pesadilla diurna nace de la idea de que los cuentos son sueños que están envueltos en una misma conciencia de otro sueño que los envuelve a todos y el pensamiento de que la vida es en realidad, una misma pesadilla.
Muchos de los cuentos de este libro presentan historias de mujeres que de alguna manera han vuelto a recaer en esa necesidad de ser feliz a través de lo ya conocido, como es el caso del personaje Grace, uno de los personajes que luego que el hombre de sus sueños la abandona con un hijo a cuestas, se supera y se marcha a New York, y logra así su propia independencia, tanto moral como económica. Luego en ese país se reencuentra con el hombre que la abandonó y se deja convencer de él, pensando que ha cambiado, pero la vida le da una lección, puesto que él, es un bueno para nada y no ha cambiado en su actitud frente a la vida, de manera que termina arrastrándola a las drogas y al vicio; la convierte en lo que es él mimo: un perdedor. Finalmente ella termina como una deambulante.
Como bien he referido, en este libro se encuentran varios relatos de naturaleza fantástica, del realismo mágico. En ellos puebla el imaginario de las diversas generaciones que se suceden en el devenir histórico testimoniando una línea de imaginación creadora que sorprende al lector con monstruos, espectros, visiones extrañas que nos sumergen en historias. Milagros, sueños que nos remiten al ambiguo espacio de lo sobrenatural.
Por otro lado, lo increíble e insólito toma cuerpo en lo aparentemente inverosímil, que también se cuela en estos relatos de la cotidianidad, de la rutina diaria, situando con ello al personaje en situaciones y al lector en el ámbito de asombro por lo inesperado.
No es este breve prólogo el espacio adecuado para discutir las diversas técnicas y definiciones que corresponden al género maravilloso, lo neo-fantástico, o simplemente lo fantástico. De todas formas, preferimos dejar una visión más abierta para lo que suele entenderse por lo fantástico, conformándonos con la idea de que el efecto realista se convierte en sospechoso y en el desplazamiento como para suscitar un pliegue tal, que la imagen de la realidad quede supeditada a una constelación de mundos posibles.
El elemento más importante que se filtra en las voces de los textos que conforman este libro, (y me refiero a lo dialógico y polifónico, elementos que si bien enriquecen cada uno de los relatos, con un lenguaje poblado de imágenes tejidas en un ambiente a veces lírico), matizado por la cotidianidad de los factores que centran el discurso caribeño en unos personajes mujeres en los que la autora quiere mantener la imagen de poder frente a la autoridad masculina: Una actitud feminista y femenina. El motivo quizás se lo contestarán ustedes al leer estas páginas que siguen a continuación.

Doris Melo Mendoza

Anuncio con mucha alegría el nacimiento de mi tercer hijo en el género de la narrativa, mi primer libro de cuentos o historias cortas. La portada es una pintura de la artista Rosa Lamarche "Mar de sueños". Con prólogo de Doris Melo, diseño y edición José Alejandro Peña  de Obsidiana Press!.



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